Cuando termina una etapa y
comienza otra…debemos hacer balance…
Haré balance del final de una
etapa, con el principio de una nueva…y este final y principio, tienen su punto
en Barcelona.
Un vuelo lleno de pensamientos,
tristeza, recuerdos, unas nubes que daban paso a pensar, y ahora más que nunca
que parece ser que está de moda, lo bien que se está cuando nos sentimos a tres
metros sobre el cielo; y un mar, lleno
de agua, sin fin…que nos invita a recordar ese barquito de suspiros que teníamos
y que ha naufragado sin dejar un solo trozo a la deriva.
Un desembarque, y unos pies en
otra parte…en otra ciudad, pisando con miedo ya que aquel viaje no era mío,
pero lo necesitaba tanto o más como si lo hubiera sido.
Y a medida que caminaba, pensaba…
pero con más claridad, con una cámara en mis manos, y siendo yo…la que echaba
en falta, pero seguía andando, la que recordaba pero echaba mil y una instantáneas
para tener momentos que sustituir en algún rincón donde otros aún quemaban.
Y así me veía, rodeada de
margaritas, de olores, de sonrisas, de sitios nuevos, de paraísos escondidos,
de música en los vagones…tan parecido a lo de aquí…pero tan nuevo en mi cabeza.
He caminado hasta tener calambres…pero
era una puesta en marcha, necesitaba empezar con fuerza para no quedarme en el
camino ante cualquier recuerdo.
He sonreído al viejecito que
miraba por el balcón, y a la señora que paseaba a su perro, y al que tocaba la
guitarra agradeciéndole su espectáculo, he sonreído aún sin fuerzas…pero me ha
servido para hacer sonreír, para ver caras sorprendidas que no están acostumbradas
a que les sonrían sin más, a devolver ese gesto y sentir un calor dentro…
He seguido caminando…y bloqueando
pensamientos que aunque os quisiera mentir, sabríais, que en cada pisada decían:
“y si…”
Y después de mucho caminar, me he
sentado en una plaza, persiguiendo una melodía, un violinista entre dos
catedrales, una acústica impresionante, unas escaleras, y allí, yo, boquiabierta
con él, en paz, en blanco, en calma… y cuando pensaba que no podía estar mejor….esa
canción…la que toca mi violinista de Madrid en el metro…la que me pone los
pelos de punta…la que me ha hecho llorar en esa plaza…la que me ha hecho decir…¡qué
estúpido…cuánto te hubiera encantado esto!... pero no cogí el teléfono, no lo
miré siquiera…me he levantado, le he dado las gracias por ese increíble momento,
que creo que ha sido algo más de una hora…y he ido rumbo al aeropuerto, en
calma…tranquila…
He visto como mi vuelo iba con
retraso…no me importaba…no tenía prisa…al fin y al cabo sólo era cuestión de bajar
de ese avión y obligarme a no creer, a enterrar sentimientos…a olvidar…
Tras más de dos horas de espera
hemos subido y el piloto nos ha explicado que pasaba…en ese mismo avión unas
horas antes había muerto un hombre de una parada al corazón, y habían tenido
que hacer todo lo posible por reanimarlo pero ya era demasiado tarde…estaba muy
lejos, muy lejos para que lo ayudaran, para que lo salvaran… todo el mundo
estaba sobrecogido…pero yo ensimismada en mis pensamientos… no he pensado como
lo hacían todos en: qué tragedia! ¡qué horror! ¿y ahora tenemos que volar aquí?,
no, ¿sabéis que pensaba yo?: qué casualidad…qué metáfora…qué final….
Parecía que había alguien que me
quería decir algo…que me quería hacer entender más rápido…que me quería hacer
olvidar con más fuerza…
Porque aquí estoy…he vuelto a
casa…y el final…como el principio…es el mismo.
Vivamos la vida intensamente, dejémonos
ayudar por quien nos quiere de verdad, y salvémonos si estamos aún a tiempo.
Barcelona desde mis ojos y con
mis letras…pero mis latidos…siguen en Madrid.
Laura Noa un 9 de Julio de 2012.
Reedito para mejor enseñaros la música que os contaba:
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