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viernes, 6 de julio de 2012

Necrológica de una muerte anunciada


Murió de sobredosis. Sobredosis de libertad y de soledad en sí mismo.

La ceguera de sus miedos, le convirtieron en sordo de palabras y de emociones.

La individualidad, soledad, e independencia, le gobernaron hasta quedarse sin sus valores. Los más fuertes que había tenido, los de luchar contra todo para sentir más que nadie, las necesidades de ser feliz, con el conformismo del con esto me basta.

Y en un momento de su vida, lo hizo, lo confesó y sobre todo lo sintió. No le abandonaban los miedos y las dudas, pero cada vez se hacía mejor persona y conseguía acabar la batalla contra ellos, mirándose en el espejo de su vida, y sonriendo por lo que había llegado a ser.
Se arrancó el corazón por oírlo demasiado, sus palabras las de antaño, las que le hacían querer más, se fueron… el sentido de no sentir, su principio… se había perdido. Cómo todo lo demás, que se fue sin dejar rastro.

La muerte lo encontró antes de que él se encontrara así mismo, podía haberse estado buscando toda la vida…pero si perdía su alma… ¿para qué le servía buscar más?

La decadencia se apoderó de él, el conformismo, y todo aquello de lo que renegaba creaban a una nueva persona…

Agotó las casualidades que le habían llevado hasta su “Fatu”, que le habían dado su identidad, que le habían dado la fuerza que necesitaba, y que él solo se había quedado sin ella tantas veces, gritando desde dentro que le librara de ese monstruo que era sí mismo, que le daba tantos dolores de cabeza, y sobre todo de corazón…

Pero finalmente, huyó, y no como lo había hecho otras veces, si no sin mirar atrás, sin recordar, intercambiando recuerdos por dudas, palabras por silencios, momentos por vacíos.

Los trozos de eternidad de los que hablaba se convirtieron en negros huecos en su cabeza. Soltó la mano de quien juró no se desprendería.  Alguno de sus versos como este:

Llévame contigo, llévame hasta arriba
a donde hayas ido. No quiero que te despidas, no.
No quiero ser el mismo de antes..Me da miedo!
Sin ti, soy un errante, e ir hacia adelante no puedo.
Sin ti, soy un bohemio de vida desordenada.
Encuentro premio en la bebida, por no pensar en nada.
Y es mi suerte, y es fuerte, sentirte y no tenerte.
No dejaré de buscarte aunque me alcance la muerte
.

Olvidó que no se habían puesto en su cabeza por casualidad, sino por destino… el que no supo mantener y así le alcanzó, su diagnóstico no fue muerto por amor, fue muerto por traición a sí mismo.
Su alma, vagabundea, recitando versos que aún recuerda, su cabeza y su cuerpo en calma, jugando a pulsos con la vida.
Porque antes de morir, dijo, así es la vida…pero lo cierto es que no lo era, el consuelo del abandono de uno mismo es hacerse creer sus propias mentiras.

Desde aquí un minuto de silencio, por su alma, por su corazón y por lo que un día significó en otro.

Y en esta fecha, una felicitación sin serla, un día sin sueños, un descanse en paz mientras pueda…



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