El ser humano es insaciable.
Nos quejamos de banqueros y
políticos. Pero en realidad, el fondo, en mayor o menor cantidad, es el mismo.
Las personas siempre queremos
más.
Más poder, más dinero, más
bienes, más confianza, más seguridad, mejor trabajo, mejor salud, más
felicidad, más cariño, más amor…más de todo…
Muchos dicen conformarse con lo
que tienen, pero pocos en realidad lo sienten.
El que tiene poder ansía con
llegar a ser el que esté por encima de todos, el que mire por encima del
hombro, el que con su voz imparta imposiciones que deben ser acatadas, el que
subyugue a todo aquel que considere que no esté en su escala de valores y
decretos dictados por su persona.
El rico, nunca lo es lo suficiente,
nunca podrá tener un fin de aspirar a quedarse como está. No habrá un bastante,
nunca disfrutará como debe de su riqueza, puesto que no dejará de pensar en
conseguir más.
Al igual, pasa con los
apasionados, con los enamorados, con los soñadores. ¿No parecen malas personas,
verdad? En el fondo… nuestros pilares son los mismos.
No hacemos daño a masas con el
poder, no estafamos al que tiene menos, pero siempre tenemos sed de más.
Los que aman, nunca estarán
conformes, compararán, temerán, y se engañaran así mismos pensando que tienen
menos de lo que en realidad están teniendo.
Queremos más caricias, mejores
palabras, más gestos, más complicidad, más entendimiento, menos errores y
equivocaciones y más aciertos, menos dudas, más tranquilidad, más estabilidad,
más futuro… en resumidas cuentas por querer todo eso de más nos quedamos en un ahora lleno de menos presente y más miedo.
Miedo que no roba, pero si daña.
Miedo que crece y nos hace más infelices. Presentes que se van, por no saber
aprovecharlos…futuros que no existen porque nos los cargamos.
Y al final, todos: ricos, pobres,
líderes, amantes, familias…al final, todos perdemos.
Sólo una cosa está clara, el que
se salva, es quien a tiempo ve que aún no es tarde, que aún puede conformarse,
que puede querer más, pero sin dejarse con menos. Que no todos los fines están
justificados. Que no tenemos que querer más, que sólo tenemos que ser mejores.
Mejor personas, mejores amigos, mejores
parejas… y así el de al lado no se tendrá que sentir menos ni querer más, sólo
querrá ser mejor, y con eso… hacernos entre todos la vida un poco más fácil.
Porque que el que mande lo deje, o que el que robe devuelva, no lo podemos
hacer. Pero ese, nuestro futuro, si que está en nuestras manos.
Y con esto decreto en mi, que hoy
me dispongo a ser una mejor persona.
Un diario escondido.
ResponderEliminarEste texto, entre mis preferidos.
Enhorabuena.