Terapia de choque: Olvido

Hoy me he levantado con mono.

Desde la sobredosis de la que aún sigo metida puedo decir que el peor de los vicios para mi vividos, es el de tu presencia.

Como si de una terapia de grupo se tratara, yo, admito haber abusado del placer de las pequeñas cosas; haber tomado sin medida todo aquello que me fue prohibido; conducir con vendas a callejones, que de memoria sabía, que no existía salida; no escuchar las advertencias de aquellos que no reconocía con titulo oficial en la escuela del sentir.

De ver y taparme los ojos porque a oscuras se oía mejor.

De ni ser, ni estar, ni tener, pero si creer en aquel que me proporcionaba la dosis diaria suficiente para esperar sentada al siguiente reparto.

Del delirio de la más cuerda locura.

Del lleno absoluto, al vuelva usted mañana,  para terminar con esto sólo fue producto de su imaginación.

Dicen que el primer paso para curarse, es reconocer que estamos enfermos. Pues bien, reconozco mi adicción y necesito ayuda para superarla.

Lo he intentado casi todo:  he sido reincidente y he vuelto a reengancharme para descubrir que ya no me sabía nada igual: el mal sabor que  me quedó hizo negar lo evidente y hacer como si nunca hubiera pasado…; borré recuerdos a base de torturas; suplí momentos obligándome a hacer nuevos, pero lo cierto es que en esto, nadie me avisó de que lo peor estaba por llegar…los efectos secundarios pudieron, fueron y siguen siendo devastadores.

Sudores fríos a media noche de visiones que me incitan a recaer por mi misma.

Camisas de fuerza para no atentar ni contra mi, ni contra tus decisiones.

Palabras que bombardean mi cabeza, dejando minas a su paso para próximos momentos de calma …

Con la máxima de salir ilesa de este suicidio que es el vivir, recompongo mis andares y retomo el vuelo sin mirar hacia atrás.

El organismo elimina poco a poco cada resto que dejaste en él.

Las palabras ya no queman, sólo escuecen…

Lo admito, he sido adicta….pero ahora, voy a curarme.

L.C.R. 15 de Marzo de 2011