Adán buscando a su Eva en el Jardín de la Alegría sembrado con crisantemos.
Jardín que encontró de casualidad equivocándose de camino, y de donde nunca volverá a encontrar la salida.
Eva, curiosa como nadie, camina en ese, su paraíso, donde un día despertó y donde sola va descubriendo el placer de las pequeñas cosas.
Ensimismada pasa sus noches mirando a la Luna que se agranda a medida que sueña y decrece cuando olvida por lo que merece la pena soñar.
Una tarde, lo ve; él, sin sospechar nada, escribe, alejado de todo ruido, sumido en su profunda espera. El y su cuaderno, mirada perdida, palabras al aire y suspiros en hojas. Apoyado en aquel viejo sauce, que hasta hace unas horas Eva consideraba su lugar favorito del jardín.
¿Quién era aquel extraño que venía a robarle su calma y su espacio? ¿Por qué ese latir acelerado que sentía sin motivo aparente?
Alejados de otras miradas, un día se tropiezan con la suya misma, y he aquí, empieza su historia…
Baños desnudos de palabras y sonrisas, caricias en el aire, en la hierba, en el pelo…escalofríos, cuentos antes de dormir, besos a medianoche, susurros por la mañana, ojalas escritos en la espalda..
Adán, licenciado en amores, y Eva, en el primer curso de la escuela del querer.
Se dejan llevar, se pierden para encontrarse de nuevo, se descubren con paciencia para disfrutar de su compañía…
No hay tiempo, no hay prisa… disfrutan del momento sin intuir, que uno de esos puede ser el último.
Lo saborean, lo disfrutan, se necesitan.
Un día, como otro cualquiera, absortos en el placer de ser y estar , se despistan y no se percatan de que, el pecado, en realidad diablo disfrazado, deja manzanas que evocan y envenenan con dudas, con miedos, con recuerdos y planes de fácil huida.
Atracciones fatales, que Adán no logra comprender y hambriento de haberse olvidado de la necesidad de comer, acaba engullendo lo que será el final del Edén.
Una dura prueba, para quien duda y débil es.
Un perdón que no llega, un ahora, y ya, ningún ayer.
Tiempos que conducen a condenas, pecados concebidos, cegueras, desorden, abandonos, vacios…
Una vez más la calma, el calor, el sentido…; Adán vuelve , la busca, pero lo único ya queda, son los crisantemos de Eva, que ya, han florecido.
L.C.R 17 de Febrero de 2011
L.C.R 17 de Febrero de 2011
Q manera d escribir!m gusta el juego q l has dado a la primera frase para acabar con ese final en el que terminan floreciendo esas flores d la muerte.
ResponderEliminarM gusta mucho la comparación d extrema felicidad con muerte x la sensación q t puede dejar algo o alguien y está llenito d metaforas q a cual mejor... "engullendo lo que será el final del Edén"
Bravo Noa
mola...si quieres imagenes yo hago books con vasos de camping y paraguas con los palo de fondo...
ResponderEliminarjajajajajajajajajajajajaj ayyyyyyyyyyyy idiotaaa! la verdad que tenía un texto preparado justo con esa tematica. se llamaría algo así como ...yo naufragué y me quede con dos palo y el mar en un vaso de camping...xDD
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