El peso del caminar...

No es de extrañar que al final del día acabemos agotados.

Además del trabajo,de la rutina, de la monotonía, de la desidia… y todos esos factores que nos hacen tener pocas ganas de levantarnos a la mañana siguiente, nosotros,  le sumamos, kilos y kilos de carga más.

Llevamos a cuestas constantemente un saco lleno de preocupaciones, de dudas, de miedos..;

no hacemos por vaciarlo, nos engañamos haciéndonos ver que mientras tomamos un descanso y dejamos el saco en el suelo; ya no nos pesa, nos hemos liberado,  y así,  decidimos seguir como si ninguno de esos interrogantes hubieran existido.

Lo cierto, es que no sólo existen, si no que nos persiguen, y por mucho que queramos seguir adelante, si no ponemos los medios, el saco termina por romperse..y al final…dejamos de vernos.

No todo a lo que llamamos problemas lo son, seguro que si pensamos con la mente despejada muchas de las cosas que nos atormentan, veremos que no eran para tanto, que las cosas se pueden poner mucho más feas, y que aunque hayamos tenido la suerte de que no hayan ido a peor  y no hayan terminado siendo problemas, nos compadecemos y lamentamos tanto de ello que acabamos viendo tormentas donde está saliendo el sol.

Restamos importancia a muchas otras cosas importantes, las descuidamos, dejándolas hacerse solas, y cuando tenemos el resultado y no es el que esperábamos, nos quejamos de él pero ya es demasiado tarde para cambiarlo.

Tenemos lo que queremos más cerca de lo que imaginamos, pero pasamos tanto tiempo con las persianas cerradas para no ver la tormenta, que nos perdemos los arco-iris, las puestas de sol, y los claros de Luna…

Nos cegamos tanto en que nos va mal, que no hacemos nada para que nos vaya mejor y cuando un día, volvemos a coger la fuerza que nos hace falta, subimos la persiana, abrimos la ventana, pero fuera..ya no hay nadie ni nada que nos esté esperando.

No será fácil, las costumbres y los malos hábitos son duros de cambiar;  no con todos podremos dejar de hacer que no nos afecten, pero éste será nuestro objetivo por ahora:

que todas esas cargas negativas que llevamos, no estropeen ni una sola de las posibilidades que nos dan nuestros días, no dejemos de soñar, de luchar y de aprender de nuestros errores, no perdamos oportunidades por lamentarnos de fallos, no tengamos miedo a lo que también puede salir bien , y sobre todo como bien me aconsejó una amiga, arrepintámonos de lo que hayamos hecho, porque habremos tenido el valor para intentarlo, y  dejémonos de arrepentirnos de lo que no llegamos a hacer, porque ya, puede ser demasiado tarde.

Vivamos la vida, como si hoy fuera nuestra última noche.

L.C.R. 06 de Febrero de 2011