Todos podemos pedir un deseo al año, al soplar las velas en nuestro cumpleaños. Algunos pedimos más: con las pestañas, en las fuentes, al ver una estrella fugaz… y de vez en cuando alguno de nuestros deseos se cumple. ¿Y qué pasa entonces? ¿Es tan bueno como esperábamos? disfrutamos de nuestra felicidad o nos damos cuenta de que tenemos una larga lista de deseos esperando a ser deseados.
No deseamos lo fácil, deseamos cosas importantes, cosas ambiciosas fuera de nuestro alcance.
Deseamos cosas porque necesitamos ayuda, tenemos miedo, y sabemos que quizás pedimos demasiado.
Pero seguimos teniendo deseos, porque a veces... se hacen realidad.
Los deseos quieren más deseos y estos, más...
ResponderEliminarSi dejas de tenerlos, se rompe toda la cadena.
Atrápalos al vuelo, a mordiscos, con los ojos...
y nunca desistas...!
A veces hay que dejar de creer en algún deseo..para que vuelva por sí mismo, como la mayor de las casualidades y así... se haga de verdad.
ResponderEliminarAun así, sigo ayudando a que la cadena de deseos no se rompa, fabricando mil y uno cada día.
Me alegro de tu regreso.
Precioso tu blog y tu música será compartida apartir de hoy :):):):):):)
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