Carnavales en enero

¿Quién no se ha disfrazado alguna vez en su vida?

Algunos lo hacen por diversión, otros por desinhibirse, y otros, como  yo, por hacer creer que somos como nos gustaría ser…

Tengo un baúl con disfraces que utilizo casi diariamente:

El de valiente, para los momentos de más cobardía, para ocultar miedos demasiado a la vista, sacando cuchillos para ataques invisibles de enemigos de mi propia cabeza.

El de seguridad, que engaña al más incrédulo de los humanos, incluso, a veces hasta da el pego conmigo misma.

El de indiferente que combina bien con el de despreocupada, para los momentos en los que con sólo creer que no importa algo, o que no debo de darle tanta importancia a lo que no la tiene en realidad, no es suficiente.

Y el que menos me gusta ponerme pero siempre tengo más a mano, el de cuerda responsable, para sacar la racionabilidad que hace falta para los días en los que mi locura se descontrola.

¿Lo malo de esto? Que he sabido llevar el día a día con naturalidad, así, disfrazada, hasta que apareciste tú, y entonces la ropa empezó a sobrar, y con ello me olvidé de abrir el baúl que aprovechaste para cerrar con llave…

Pero todo lo bueno no es eterno, y tu, sólo cometiste un fallo…despistarte un segundo, justo cuando el miedo tocaba sin parar la puerta, y dejé de oír los latidos para sólo hacerle caso  a sus malos consejos y sus planes de huída.

Me regaló nuevos disfraces, convenciéndome de que esos servirían para poder esperar tranquila .Con ansia y sin demora me los puse para no despertarte con las dudas que se escapaban a balazos contra ti.

¿Estupidez o desatino? Ambas a partes iguales.

Todo resultó un engaño para destapar a golpes la Caja de Pandora, y todos los males se conglomeraron en silencio para atacarme por la espalda en el peor momento, cuando, por fin,  habías conseguido que viera el camino a tu lado más claro que nunca.

Despertaste..y al no verme a tu lado, te diste la vuelta y seguiste soñando..

L.C.R. 10 de Enero 2011