La prisa de pararse, la calma por llegar..

Después de darle tantas vueltas a todo…sólo me queda un ligero mareo por pasar tantas veces por el mismo sitio.

Porque no me gustan los frenos, pero tampoco los cinturones...y quizá soy de las que tiene que saltar el airbag para darme cuenta de que no iba en la distancia correcta y que el cuentakilómetros hacía ya tiempo que se había desorbitado.

Que en tiempos de escasez de todo, no podía estar llenando el depósito cada semana, porque eso, agotaba mi bolsillo, mi cartera, y mi cuenta bancaria.

Que para apalear lo demás, eché horas extras en empleos de los que ni siquiera había sido seleccionada, y con eso sólo conseguí lo que tengo..entrar en números rojos.

Cuando la paz, deja de ser un estado para convertirse en síntoma de resignación, algo falla.

Cuando la magia, deja de ser magia para convertirse en chistera en la que no entra cabeza, no es que algo falle…sólo que existe un problema.

Será porque es invierno, y tengo más frío del que puedo calmar yo sola abrigándome.

O será porque tengo el mismo miedo de siempre unido a la más segura de las convicciones.

Convicción, que por otra parte, se ha ido convirtiendo en una gran certeza.

Las piedras del camino nunca fueron tan fáciles de quitar de en medio.

Pero estuviste más pendiente de pensar por donde sortearlas, que de pedirme ayuda para quitarlas juntos.

Y una vez más, se convirtió, en un quiero y no puedo, en un puedo y no debo, en se lo que quiero aunque ni puedo ni debo…a ratos, un te quiero, que puedo, debo  y quiero…

No se en que momento, deje de verte..sólo se que, ahora,  los cristales están empañados, y tu te has quedado tan lejos, que mis mensajes con vaho no son suficiente para que llegues a tiempo.

L.C.R 20 de Diciembre.